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El jingle no oficial de México

Hay una línea melódica que atraviesa generaciones, fronteras y estados de ánimo: “Ay, ay, ay, canta y no llores”.


Lo que en teoría es parte de un son huasteco popularizado en el siglo XIX, se convirtió en un mantra colectivo. Una especie de terapia exprés que le recuerda a cualquier mexicano o extranjero, que la vida, con todo y sus heridas, se enfrenta mejor cantando que lamentando.

Hablando técnicamente, es el copy perfecto: breve, memorable, universal y profundamente emocional.


En publicidad, la simplicidad es oro. Esta línea no tiene más de seis palabras clave y, sin embargo, se recuerda a la primera escucha. Es corta, rítmica, fonéticamente pegajosa. Y por si fuera poco, comunica la esencia de un país: resiliencia, fiesta y catarsis.


Se ha convertido, no oficialmente, en parte de la marca país de México. No requiere traducción, porque el “ay, ay, ay” es universal, fonético, casi onomatopéyico. El mundo entero puede corearlo sin manual de pronunciación.


Pero lo más interesante es cómo condensa una narrativa cultural: México no niega la tristeza, la canta. No esconde las heridas, las comparte en coro. Ese equilibrio entre dolor y celebración es, probablemente, el insight más honesto de la identidad mexicana.

Estamos frente a un fenómeno viral antes de lo viral. Porque tiene todos los ingredientes de un contenido imparable: se comparte fácil, se adapta a cualquier contexto, genera comunidad y provoca emoción inmediata. 


Como publicista, no puedo dejar de admirar la perfección técnica de esta línea, reúne todos los atributos que cualquier marca envidiaría. Pero como mexicano, me rindo ante este reflejo honesto de lo que somos: un pueblo que no oculta el llanto, pero lo enfrenta ante cualquier circunstancia. 



Ángel Sánchez
Ángel Sánchez

Escrito por Ángel Sánchez, VP Creative de Birth Group

Comentarios, dudas o reclamaciones: equipoeditorial@birth.com.mx

1 Comment


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