Acertar no es suerte: es observación bien hecha

Proponer sin entender es como disparar en la niebla. Tal vez le pegues a algo… pero lo más probable es que no. Y aun si le atinas, no sabes exactamente a qué le diste, ni qué solucionaste realmente.

Y entender no es preguntar “qué quieres”. Eso es administrativo. Entender es preguntar por qué lo quieres.

Es explorar lo que no siempre está en el brief, porque seamos honestos: el brief es una versión educada del problema. La realidad no tiene filtro. La realidad es más torpe, más contradictoria, más incómoda… y mucho más importante.

El creativo inmaduro quiere impresionar. El creativo serio quiere acertar.Y acertar no es suerte: es observación bien hecha.

Por eso la etapa más infravalorada del proceso creativo es escuchar hasta entender qué demonios está pasando antes de intentar arreglarlo con una idea.

La mayoría de las malas ideas no nacen de falta de talento, sino de información incompleta. Se desarrollan campañas para problemas que en realidad son estructurales. Se maquilla comunicación cuando lo que falla es operación. Se intenta cambiar percepciones cuando el problema es experiencia.

Y aquí el cachetazo que nadie quiere: cuando propones rápido, generalmente propones superficial.

Hay clientes que llegan al primer meeting esperando salirse con medio camino resuelto “para mañana”. La prisa exige certezas donde aún no las hay. Empuja a decidir sin datos, a aprobar sin comprender, a ejecutar sin diagnóstico. 

Y el problema no es solo del cliente… también es nuestro cuando aceptamos jugar a adivinar. Por eso, no me cansaré de decir: la velocidad sin entendimiento no es eficiencia. Es desgaste.

Ángel Sánchez

Escrito por Ángel Sánchez, VP Creative de Birth Group

Comentarios, dudas o reclamaciones: equipoeditorial@birth.com.mx