Hay que errar para liderar

Hay miles de libros sobre liderazgo, cursos, podcasts, Ted Talks, coaches, etc. Pero hay algo que ninguno de ellos puede darte: la cicatriz.

Porque nadie se vuelve líder hasta que se equivoca frente a todos. Hasta que da una instrucción que confunde, hasta que pierde a alguien bueno por no haber sabido escucharlo.

Nadie te enseña a fallar y es dolorosamente necesario para aprender a liderar. Lo aprendes cuando sientes el nudo en el estómago después de defraudar a tu equipo o cuando no sabes cómo motivar, cómo sostener, cómo proteger, cómo crecer sin apagar a los demás. 

​​Muchos dicen que lo harían mejor que tú. Y quizá sí.Quizá tengan ideas más claras, mejor currículum, más talento. Quizá desde afuera, todo se vea más fácil. Porque desde afuera, no se carga con el peso de las consecuencias, y para eso no cualquiera levanta la mano. Lo que pocos entienden es que liderar no es saber qué se debería hacer, es decidir aún cuando todo es ambiguo, cuando faltan datos, cuando hay presión de arriba y ansiedad abajo, cuando no hay un camino qué seguir. 

Liderar es también aceptar que muchos no van a entender lo que haces. Ni por qué lo haces así. Ni qué estás viendo que ellos todavía no ven. Y a veces no vas a poder explicar. A veces no van a querer escuchar. A veces vas a parecer frío, distante, injusto. Es parte del paquete. 

En mis casi 15 años como publicista, he visto a personas convertirse en excelentes líderes. No por ser las más carismáticas, ni las más brillantes, sino por ser las que eligieron hacerse cargo incluso cuando no era cómodo. Y también he visto a personas convertirse en detractores profesionales. En críticos de todo y constructores de nada. En esos que siempre saben cómo se debió hacer, pero nunca estuvieron cuando había que hacerlo.

La diferencia entre estos dos perfiles parece obvia pero no es tan simple. Porque nadie está completamente a salvo de cruzar la línea. No naces líder ni naces detractor. Te vas haciendo, todos los días, con cada decisión que tomas frente al conflicto, a la frustración, al error.

Ángel Sánchez

Escrito por Ángel Sánchez, VP Creative de Birth Group

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